Se acerca el fin del 2016, pero todo sigue igual. Tras la instauración de un nuevo gobierno, un año huérfanos mediante, los españoles no vemos cambios en el panorama. Las corporaciones locales ocupadas por los nuevos partidos sólo hacen el ridículo con las leyes que proponen y, al igual que los viejos, nos engañan con sus propuestas electorales.
Nada varía en España. Continúan las leyes cuyo único efecto es dividir a la sociedad, ya se llamen de Igualdad o de Memoria Histórica, y a éstas se incorporan normas contra delitos de odio (como la mencionada en el artículo de la semana pasada) que sólo cometen unos.
Estamos viviendo en un mundo que ha perdido la razón; cegado por lo material, el consumismo se ha apoderado de él. A la gente no le interesan los derechos y libertades: prefiere salir a la calle; su centro comercial no abre en festivo y no puede ir a comprar ese día. Títeres de la comodidad, cómplices con la omisión.

Vosotros, lectores, pensaréis que exagero, pero un caso concreto se dio en la última manifestación organizada por los dos grandes sindicatos, a la que asistió bastante menos gente de la habitual. Se ve que la reforma laboral no es importante; que ahora nos conformamos con tener un simple trabajo pese a vivir explotados. Faltó a esa protesta más de la mitad de los que solían acudir. Siempre hay una parte de obreros, trabajadores, currantes, que no han ido ni irán nunca a una reunión donde se divide a la sociedad y donde no hay banderas que los representen como españoles (sino trapos ilustradores de un sistema político que perjudica a los ciudadanos), pues llevarlas es motivo de expulsión.
Así es: hemos llegado a un punto en que eres perseguido y tachado de provocador por llevar el estandarte de tu Patria. Mientras, reciben loas los que falsamente atacan al sistema, proclamándose defensores del oprimido; mientras, con el supuesto fin de luchar contra un sistema corrupto, reciben subvenciones del mismo, integrándose en él y convirtiéndose en colaboracionistas.
Ésta es la situación en la que nos encontramos para recibir al 2017. De cada uno depende seguir caminando, consciente o inconscientemente, hacia el abismo de la injusticia y el engaño… o dar un volantazo para evitarlo.
Espada de Alfaux