‘Contaminación’: un capítulo más del TBO español

Después de toda Guerra Civil viene una represión, que en virtud del contexto socio-político puede ser más o menos cruenta. Estos hechos son necesarios para acabar de eliminar la oposición que hubiere y perpetuar por lo menos a medio plazo en el poder al victorioso en cuestión.

      Esta represión de los primeros momentos solo va encaminada a reprender a aquellos que no solo no piensan u opinan como el ganador del conflicto, sino que piensan manifestar esa diferencia de forma activa mediante terrorismo, guerrilla o cualquier alteración del orden que el ganador pretenda establecer.

      No se puede eliminar al otro tipo de opositor, primero porque al ser pasivo deja de ser opositor, y segundo porque no puedes cepillarte a medio país (con permiso de Lenin y Robespiere).

      Con el paso del tiempo dichos ganadores (en nuestro caso Franco) buscan granjearse los apoyos de esos actores pasivos alineándose con fenómenos, hechos históricos, entes culturales que más representan a un país o que más orgullo despiertan en sus ciudadanos. Por eso Mussolini imitaba al César o Tiberio, Hitler a Bismarck, Chávez a Bolívar, etc.

      En el caso español, Franco buscó ganarse el apoyo de las clases populares que no le eran partidarias repitiendo esta estrategia de acercarse a cosas que “le gustan a todo el mundo”, de ahí que pudiésemos ver al Caudillo todos los domingos en el palco del Bernabéu pues, ¿a quién no le gusta el fútbol? O en los palcos de las Maestranzas de Caballería, en la Monumental o en Las Ventas, ¿Quién iba a renegar de la fiesta nacional?

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Madrid, 3-09-1959.- El guerrillero argentino Ernesto “Che” Guevara acudió a una corrida de toros en la plaza de Las Ventas durante su visita a Madrid. Junto a él varios miembros de su séquito vestidos con uniforme militar y fumando un puro. EFE/Hermes Pato

      Con esta misma motivación adoptó el escudo de los Reyes Católicos para la bandera, al igual que buscó alinearse y hacer eco de las grandes hazañas de la historia de España, nadie iba a ser tan estúpido como para renegar de ello. Igual que ningún español que se precie, por ejemplo, iba a despreciar algo como el flamenco.

      Al parecer, en esos momentos se estaba produciendo una contaminación involuntaria por parte del régimen a entes o fenómenos que más tarde han sido criminalizados tontamente por una clase política mucho más perseguidora y sectaria que la del propio régimen franquista.

      Por eso leer sobre Ponce de Leon o Pizarro es de imperialista cabrón, pedir que se construyan pantanos es de facha e ir a misa o a los toros es de hijos de puta.

      Aunque ojo, lo que bien les ha interesado lo han salvado de la quema de brujas. El futbol, porque es un suculento negocio y una magnifica amnesia social, y por ejemplo el flamenco porque el gitaneo y el “artisteo” debe ser progre como todo lo que mola.

      Esto es solo un capítulo más del TBO español.

CARLOS

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