Hoy, «Dia del Estudiante Caído», recordamos con el ejemplo de quienes nos precedieron que rendirse no es opción posible para un alma joven.
Venderse a los postulados imperantes puede ser garantía de un efímero y transitorio éxito terrenal, pero nadie se acordará después de ti. Vivir pendiente de quedar bien y de no sacar los pies del tiesto, adocenado y sumiso a las leyes mas incoherentes solo conseguirá hacer de ti uno mas. Otro olvidado. Los que se limitaron a aprobar y ser buenos, evitando complicarse la vida mientras todo era destruído… no sabemos quiénes son. Ni nos importa.
Hoy tenemos presentes a los estudiantes que lucharon -por amor- contra la injusticia. Los que fueron señalados y perseguidos hasta las últimas consecuencias.
«-¿Qué debemos hacer
– Tan sólo honrarles.
-¿Qué nos piden?
-Recuerdo.
-¿Quiénes son?
-Los mejores.
-¿Cuál es la recompensa?
-Ser siempre dignos de ellos.
-¿Si nos persiguen?
-No importa.
-¿Si nos acusan?
-Más fieros.
-¿Si vienen a buscarnos?
-Nunca nos escondemos.
-¿Si somos pocos?
-El número no importa.
Importa el juramento.
-¿Si no nos queda nada?
-Siempre quedarán ellos.
Nada somos sin ellos en lo alto.
Todo lo somos por ellos.
-¿Venceremos un día?
-Probablemente no,
pero prefiero
no bajar la cabeza con vergüenza
cuando nos presentemos ante ellos.
-¿Merecerá la pena?
-Pregúntale a los muertos»
Manuel Cabo Fueyo
