Hoy, por desgracia, cientos de miles de hogares españoles se han levantado con un ejército de regalos debajo del árbol, obra de un gordo en pijama que imposta a San Nicolás y usurpa el sitio a Sus Majestades de Oriente.

Lo más absurdo de todo es que España, país de ricas tradiciones, importe una moda fruto de una campaña publicitaria de Coca-Cola y que los yankees, país con dos días y medio, adoptaron como propio por aquello de tener algo “típico”. También puede ser fruto de aquellos que reniegan de la Fe, y que hipócritamente se reúnen en la Pascua de la Natividad del Señor no sé muy bien a qué, y así pueden tener un pretexto para dar rienda suelta al consumismo que tan bien nos ha inculcado Papa Noel. Que daño hace la caja tonta.
Debemos creer en los Reyes Magos, pero en los de verdad. Debemos hacer bandera de lo nuestro y echar al Gambrinus escandinavo de escaparates y tiendas.
CARLOS
PD: me gustaría acordarme, en esta fecha, de aquellos que, al igual que San José y la Virgen, no encuentran posada donde refugiarse, y, como ellos, huyen de un conflicto.