‘El recurso vital más inadvertido’, por un futuro ingeniero verde

La primera vez que oí hablar de este recurso me pareció que mi profesora exageraba al comentar que la III Guerra Mundial no sería ni por el petróleo ni por el agua, sino por los fosfatos. Sin embargo, cuando te paras y miras de qué va esta historia, te das cuenta de lo insensatos que somos y de lo ciegos que estamos.

MINA-DE-KHOURIGBA.jpg
Mina de fosfatos en Khourigba (Marruecos)

Verán, los fosfatos son unos compuestos minerales básicos para nuestra agricultura industrial. El inmenso crecimiento de la población que se ha ido produciendo desde la segunda mitad del siglo XX viene acompañado de un aumento enorme de la demanda alimenticia, y para conseguir cubrirla dependemos de los fosfatos, pues aumentan el rendimiento de las cosechas, además de ser básicos para plantas y animales. Nosotros mismos obtenemos el fósforo necesario de la alimentación. El uso de químicos y fertilizantes, así como la sobreexplotación, ha acabado con toda la riqueza mineral de los suelos, haciendo a la agricultura actual dependiente casi en su totalidad de los fosfatos.

El problema viene cuando te das cuenta que la única manera de obtener fosfatos es por minería. Se trata de un bien escaso y, actualmente, no se puede conseguir de otra manera. Se estima que las reservas naturales se agotarán en un período entre 50 y 100 años. Lo más curioso es la distribución de este mineral; una parte de las reservas está ubicada entre EEUU, China, Brasil y Sudáfrica, mientras que la otra, la mayor (30%), se localiza en Marruecos. Sorprende ver que, tras la Primavera Árabe, Marruecos apenas haya sufrido percance alguno, pero, sobre todo, sorprende la total indiferencia de la comunidad internacional en torno a la causa saharaui: el motivo es que nadie quiere que un recurso tan estratégico y al que potencias como EEUU y China han prohibido su exportación quede en manos del pueblo saharaui. Marruecos es actualmente el mayor exportador del producto, que extrae gracias al regalito en forma de infraestructuras que les dejamos los españoles 50 años atrás, incluyendo la cinta transportadora más larga del mundo (100 km.), que va desde las montañas de Bu Craá, donde se encuentran los yacimientos, hasta el mar, desde donde se comercializan. De ahí el apoyo estadounidense a las pretensiones de Hasán II, gobernante de un país más fácilmente manipulable.

transporte-de-fosfatos

Ahora piensen en qué pasará cuando se acaben los fosfatos. Y no, no hay un plan para paliar su falta, pues, en su infinita estupidez, el ser humano sigue actuando como si en el futuro un milagro nos fuera a salvar de nuestra poca previsión y cuidado del planeta. Un carpe diem mortal.

¿Acojona, verdad?

Un futuro ingeniero verde

¡Comparte!
Facebook
X
LinkedIn