
Resulta apabullante el material generado por esta hazaña. En Estudio y Acción nos tomamos muy en serio la recopilación del mismo y es por ello que queremos dedicar este año 2021, en su 95 aniversario, una especial atención no solo a los protagonistas, sino a la importancia social y política que puso a España en primera línea de interés y de constatado orgullo ante todas las naciones del mundo.

La primera forma de acercarnos a la historia la queremos hacer desde la inocencia de unos cromos de chocolates Amatller que, con su colección, facilitaron a todos los niños y mayores visualizar, en fantásticas viñetas de Miret, un hito que conmovió al mundo.
Debajo de cada una de estas viñetas irán los textos que figuran al reverso, con sus erratas y aciertos, pero, ¿quiénes somos nosotros para modificar nada?
RAID ESPAÑA-ARGENTINA

La ruta gloriosa, seguida por el “Plus Ultra” en su vuelo triunfal de España a Sur América, tiene una longitud total de 9.000 kilómetros, repartidos en cinco etapas : de Palos de la Frontera a Las Palmas (Islas Canarias)-1.300 kilómetros; de las Palmas a Porto Praia (Islas de Cabo Verde)-1.700 kilómetros; de Porto Praia a Pernambuco (Brasil) -2.800 kilómetros; de Pernambuco a Rio de Janeiro -2.000 kilómetros; y de Rio de Janeiro a Buenos Aires- 2.200 kilómetros.
Para no llegar de noche y evitar así los riesgos de los aterrizajes nocturnos, Franco efectuó dos escalas suplementarias; una en la isla de Fernando de Narbona, a 2.400 Km de Porto Praia y a 400 de Pernambuco y otra en Montevideo, a 100 kilómetros de Buenos Aires, término del viaje.

D. Ramón Franco Bahamonde
El héroe del vuelo España-Argentina ha sido el comandante Franco. D. Ramón Franco Bahamonde es gallego natural de El Ferrol y tiene treinta años; ingresó como alumno piloto en la Escuela de Aviación Militar de Getafe (Madrid) el año 1920, obteniendo a los pocos meses el titulo superior de piloto de aeroplano. Desde los comienzos de su carrera aeronáutica demostró grandes cualidades para la aviación, sobresaliendo especialmente por su audacia y valor. Como piloto de distintas escuadrillas, tomo parte en las principales operaciones militares de marruecos, logrando distinguirse extraordinariamente en el desembarco de Alhucemas, donde derrocho tanta valentía al frente de su escuadrilla de hidroaviones, que obtuvo el ascenso a comandante, por méritos de guerra.
Factor importante para el éxito del vuelo ha sido la labor del navegante, y difícilmente hubiera podido hallarse en España quien mejor la hubiera podido llevar a cabo que el capitán de artillería Ruiz de Alda.

D. Julio Ruiz de Alda
D. Julio Ruiz de Alda, navarro, es natural de Estella, tiene en la actualidad treinta años y es uno de los más distinguidos oficiales del cuerpo de Artillería. Ingreso en la aviación militar en el año 1922, como alumno del curso de observadores de aeroplano, distinguiéndose bien pronto como excelente operador radiotelegrafista. A finales del mismo año se incorporó como oficial observador a las escuadrillas de operaciones en África, donde permaneció dos años, tomando parte en la mayoría de las operaciones que en aquella época se efectuaron.
Aceptando el ofrecimiento que la Aviación Militar Española hizo a la Aeronáutica Naval, el director de la Escuela de Aeronáutica, D. Pedro Cardona, designo al teniente de navío D. Juan Manuel Durán para la gloriosa expedición.

D. Juan Manuel Durán
D. Juan Manuel Durán es natural de Jerez de la Frontera (Cádiz) y tiene veinte y nueve años. Ingresó en la Escuela de Aeronáutica Naval, recién establecida en el Prat de Llobregat (Barcelona), en el año 1922, obteniendo bien pronto su título de piloto, distinguiéndose entre sus compañeros por sus habilidades de pilotaje. Como piloto, ha tomado parte en las operaciones de Marruecos.
El público ha concentrado su atención en la figura del mecánico D. Pablo Rada. Su modestia y su juventud le han convertido en el ídolo del pueblo, y juntamente con Franco, comparte el éxito de la expedición.

D. Pablo Rada
Pablo Rada es navarro, natural de Caparroso, y tiene 22 años. Ingresó como alumno de la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos y por su inteligencia y carácter, rápidamente fue la atención de sus jefes. En 1.925 se le destinó al Escuela Dornier, base de Mar China (Melilla), donde el entonces capitán Franco le escogió como a gran mecánico , y con él ha tomado parte en todos sus vuelos de reconocimiento y bombardeo.
Rindiendo culto a la Gloriosa epopeya de Colón, el comandante Franco decidió efectuar la partida de su gran vuelo trasatlántico en el histórico pueblecito de Palos de la Frontera, y en el mismo Puerto de donde salió Colón con sus tres carabelas, fue conducido el “Plus Ultra”. La víspera de la salida histórica fue de emocionante espera. En las primeras horas de la madrugada del día 22 de enero, Franco y sus compañeros, imitando el ejemplo del gran navegante, se dirigieron a la capillita de la Rábida, donde oyeron Misa y oraron en el mismo sitio en que lo hiciera siglos atrás el inmortal genovés. Después le fueron impuestas solemnemente las medallas de la Virgen de Loreto, Patrona de los aviadores.


Un gentío inmenso se congregó en Palos de la Frontera en aquella mañana histórica, mientras los héroes se dirigían al hidroavión en un bote. El momento fue de emoción inmensa. Durante unos instantes cesaron las aclamaciones de la multitud y reinó un silencio profundo.Franco se hallaba en su puesto de mando, Ruiz de Alda a su lado, el fotógrafo Alonso en la torrecilla de proa, Durán en la cámara de derrota, y Rada junto a los motores. Súbitamente zumbaron estos roncamente, el aparato se deslizó suavemente sobre las tranquilas aguas, elevándose majestuosamente. La ovación fue inenarrable. Algunos lloraban. El “Plus Ultra”, en vuelo tranquilo desaparecía en el espacio en dirección al otro continente.

El “Plus Ultra” salió de Palos de la Frontera a las siete y media de la mañana, gobernado por una mano maestra y devorando las distancias que lo separaba de las Islas Afortunadas: las Canarias. Espesas nubes dificultaban su marcha en la segunda mitad de la etapa, pero Ruiz de Alda no descuidaba un instante sus aparatos de radiotelegrafía y radiogoniometría, y la nave aérea mantuvo constantemente su comunicación con Las Palmas, la primera escala del largo recorrido. Poco antes de las cuatro de la tarde apareció la silueta del gran pájaro mecánico y una ovación inmensa brotó de la multitud allí congregada. El “Plus Ultra” evolucionó sobre la ciudad tributándose a los aviadores un recibimiento entusiasta del que guardaran imperecedero recuerdo.

La segunda etapa, de las Palmas a Porto Praya (Islas Portuguesas de Cabo Verde) , tienen una distancia de 1.700 Km. , y el “Plus Ultra” fue enviando despachos cada hora , indicando que efectuaba el trayecto sin novedad. En Porto Praya se había congregado, además de las Autoridades portuguesas, la población entera de aquellas islas, poseída de gran entusiasmo por la hazaña de los aviadores, hermanos de raza y conquista. A la llegada a Porto Praya, los aviadores saborearon un nuevo y legítimo triunfo, comenzando la serie innumerable de los que le esperaban a su paso por los países donde han hecho escala.

La etapa más importante, más larga y, por lo tanto, más difícil del viaje, era Porto Praia-Pernambuco, tercera etapa que constituía la travesía del Atlántico; el gran salto de cerca de tres mil kilómetros sobre el Océano. El “Plus Ultra” salió de Porto Praia al amanecer, y después de diez y seis horas de vuelo consecutivas, declinando ya el día, llegaron a la isleta de San Fernando de Noronha, a 400 kilómetros de la costa brasileña. Obrando con prudencia. Franco decidió dar por terminada la etapa para no llegar de noche a Pernambuco, donde un mal descenso hubiera podido perjudicar al hidroavión. El mal estado del mar impidió a los aviadores acercarse a la costa, muy rocosa, obligándoles a pasar la noche a bordo de su aparato.

A la mañana siguiente, Franco salió de Fernando de Noronha y a las tres horas de vuelo llego a Pernambuco, donde le aguardaba el mayor éxito de su vida. El Atlántico estaba vencido. Las águilas españolas lograban un triunfo resonante ante el mundo entero. La llegada a Pernambuco constituyó el triunfo definitivo. Un delirio de entusiasmo se apoderó de la numerosa colonia española. Al pisar el suelo americano, Franco se arrodilló besando la tierra, como siete siglos atrás lo hiciera Colón. Y una gentil señorita, encarnación momentánea de la raza, besó a su vez a Franco, que devolvió el beso en la mano de la hermosa brasileña. El pueblo, silencioso un instante, prorrumpió entonces en nuevas y estruendosas aclamaciones.

En la noche pasada en la isleta de Fernando de Noronha, capeando el temporal, se produjo un desperfecto en el hidroavión. La hélice del motor primero, menos protegida que la del segundo, sufrió los embates de las olas. La acción de la salina del mar en las palas de madera, ocasionó desperfectos en las uniones de las mismas, imposibles de ver a primera vista. En pleno vuelo entre Fernando de Naronha y Pernambuco, la avería se acentuó al desencolarse una de las palas, viéndose obligado el piloto a parar el segundo motor, y el “Plus Ultra” llegó normalmente a Pernambuco con un solo motor en marcha, aunque perdiendo paulatinamente altura. Ya en el puerto de Pernambuco, el mecánico Rada procedió al cambio de la hélice averiada.

Después de tres días de recepciones, banquetes, homenajes y obsequios, los aviadores se dispusieron a salir para Rio de Janeiro. Si entusiasta fue el recibimiento, la despedida supero a todo lo imaginable. El hidroavión evolucionó largamente sobre la ciudad, siendo despedido entre las aclamaciones de la multitud. Los toques de sirenas y las salvas de los fuertes. Las ovaciones se convirtieron en delirantes cuando el pueblo distinguió al mecánico Rada que temerariamente y con riesgo de su vida se encaramó sobre las alas para inspeccionar los motores. En su difícil posición, Rada, confiado y tranquilo, continuó trabajando mientras el hidroavión se fue perdiendo de vista en dirección sur, hacía Rio de Janeiro.

La etapa Pernambuco-Rio de Janeiro, de 2.000 kilómetros, se deslizó tranquilamente. Un día esplendido y primaveral quiso asociarse al viaje triunfal del “Plus Ultra”. Efectuado a poca altura, permitió que el paso del hidroavión pusiese ser admirado por todas las poblaciones costeñas, cuyos habitantes subidos a los terrados y azoteas -engalanadas como en día de gran fiesta- vitoreaban a su paso a los aviadores. Catorce horas escasas fueron invertidas en recorrer esta etapa. A ultimas horas de la tarde evolucionaba el “Plus Ultra” sobre Rio de Janeiro, mientras millares y millares de almas aclamaban con entusiasmo a los intrépidos vencedores del Atlántico. Otra etapa vencida, y un nuevo y grandioso recibimiento en el haber de los aviadores.

Instantes después de amarar en la bellísima bahía de Rio de Janeiro-la más bella del mundo, según dicen- el “Plus Ultra” se vió rodeado de embarcaciones de todas clases.
Los botes de la Marina de guerra brasileña intentaron poner un poco de orden en aquel desbordamiento de entusiasmo, para resguardar el aparato. Tarea inútil, a los botes sucedieron las lanchas, a estas los remolcadores, todos querían ver y estrechar las manos a los héroes de la gloriosa travesía. Una lancha mal gobernada dio un golpazo al timón del hidroavión, rasgando la cubierta del mismo y abollando uno de sus montantes. La avería, felizmente sin importancia, fue fácilmente reparada al día siguiente.

Franco, agradecido por el triunfal recibimiento que les fue tributado en el Brasil, efectuó por la mañana un vuelo sobre la ciudad y su incomparable bahía. El paso del “Plus Ultra” sobre la ciudad dejó un verdadero reguero de entusiasta bullicio. Mientras tanto, Rada, el voluntarioso mecánico, observando que una de las magnetos no funcionaba debidamente, trato de reparar la avería. En esto se produjo una intensa llamarada que inutilizó la magneto y produjo a Rada una quemadura en el vientre, en forma de cruz.

Efectuada la primera cura a Rada, al amanecer el “Plus Ultra” despegó en la bahía de rio de Janeiro, evolucionando largamente sobre la ciudad antes de emprender su ruta. Pocos minutos después retornaba el hidroavión al puerto. Infinidad de embarcaciones acudieron nuevamente a su encuentro, ansiosas por conocer el motivo del inesperado y súbito regreso. El motor había sufrido una ligera avería en la carburación, que era prudente arreglar antes de emprender el largo trayecto hasta Buenos Aires. En menos de dos horas, Rada reparó la avería y el “Plus Ultra” partió de nuevo.
El vuelo se efectuó sin novedad y al oscurecer, el avión llego a la vista de Montevideo, donde decidieron descender, para no llegar a Buenos Aires en plena noche.

La escala no prevista de Montevideo dio nueva ocasión de demostrar el cariño y el entusiasmo que la proeza de los aviadores españoles había despertado en toda América: todo Montevideo se congrego en el puerto. Una hora escasa de vuelo basto para llegar a Buenos Aires, término del glorioso recorrido del “Plus Ultra”. La populosa capital del Plata se había congregado en los muelles de su puerto para presenciar la llegada del “Plus Ultra”. Este, dócil a la férrea mano que lo mandaba, después de evolucionar largamente sobre la ciudad, en elegante y suave planeo, amaró en el centro del magnífico puerto bonaerense. Medio millón de almas aclamaban frenéticamente a los modernos y audaces navegantes. La gran gesta estaba realizada.

La población entera de Buenos Aires rivaliza en obsequiar y agasajar a los expedicionarios, pero se observa una inclinación manifiesta en favor del mecánico Rada . Los extremos a los que llega el entusiasmo del pueblo bonaerense por el mecánico del “Plus Ultra” son tales que Pablo Rada llevado en triunfo, abrazado, apretado por la multitud, sufrió la dislocación de un brazo. En el Hospital de Buenos Aires es visitado por diferentes comisiones que le ofrendan y se interesan por el estado de su brazo lesionado y por la quemadura que sufre en el vientre en forma de cruz, primera y gloriosa condecoración obtenida por el abnegado mecánico que tanto ha contribuido al éxito del ya histórico vuelo de la Aviación Militar Española.
El supremo magistrado de la República Argentina recibe a los embajadores de España; el mensaje que S.M. el Rey Don Alfonso XIII entregó a Franco y que este ha llevado finalmente a su destino – mensaje de simpatía y de amor para la Republica hermana-, es entregado en manos de su ilustre destinatario.
El Presidente Alvear comenta y enaltece con elocuentes palabras la gran hazaña de los aviadores españoles, ratifica una vez más el amor del pueblo argentino y de América toda por su madre España y termina abrazando a los tripulantes del “Plus Ultra” en nombre de la Nación.

ESTUDIO Y ACCIÓN