La muerte del teniente Durán, héroe del Plus Ultra

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De los cuatro héroes del vuelo Plus Ultra, tres —Durán, Ruiz de Alda y Franco— murieron violentamente. La primera de estas muertes se produce el mismo año de la gesta, en 1926, solo cinco meses después de alcanzar la hazaña: el teniente de navío Juan Manuel Durán fallece en accidente aéreo, en Barcelona, el 19 de julio de 1926, días después de haber estado disfrutando de las fiestas en honor a San Fermín en Pamplona.

Durán, alférez de navío cuando se realiza el vuelo, es el que vivió con más sacrificio la realización de la proeza; el matemático cálculo de la influencia del peso sobre la distancia a recorrer establecía que era necesario aligerar el hidroavión Dornier para garantizar el éxito de la misión, lo que obligó a que desembarcara en Praia (Cabo Verde), segunda escala del vuelo fuera de la Península Ibérica y primera fuera de España.

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Juan Manuel Durán en la Plaza Monumental de Barcelona, el día antes del trágico suceso.

Aun así, su nombre entra con letras de oro en el mundo de la aviación como pieza necesaria para el éxito de la proeza. Nadie podía suponer el fatal desenlace de Durán mientras se le agasajaba junto, al comandante de Infantería Ramón Franco, el capitán de Artillería Julio Ruiz de Alda y el mecánico Rada, en el multitudinario recibimiento en Buenos Aires.

El accidente, según las crónicas, se produjo poco después de las ocho de la mañana del 19 de julio de 1926, frente a la desembocadura del Llobregat. Allí se estaban efectuando unas maniobras de la Aeronáutica Naval, en combinación con una división de destructores y torpederos que eran esperados de Mahón. Aparte de la escuadrilla de bombarderos “supermarines”, aviones de vigilancia y dirigibles, participaban también el destructor «Alsedo» (donde iba el director de la Escuela de Guerra Naval, capitán de navío don Salvador Cervia), el «Juan Lazaga» y el «Velasco», así como los torpederos 5, 6, 14 y 19. Las maniobras finalizaron con éxito.

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Estado en que quedó el aparato tripulado por el teniente de Navío D. Félix García Cherio.

El accidente

Ya de regreso, y cuando se había cursado a la superioridad el parte en que se hacía constar la brillantez con que se habían conseguido los objetivos señalados, fue cuando tuvo efecto el desgraciado accidente que costó la vida a Juan Manuel Durán. Dada la orden de romper filas, y sin que puedan precisarse exactamente los motivos, el aparato que tripulaba el teniente fue a chocar violentamente con otro tripulado por el alférez de navío señor García Cherio; el aparato de este último pudo, merced a la pericia de su piloto, aterrizar en la playa de Casa Antúnez con alguna violencia, pero el aparato tripulado por el señor Durán perdió la estabilidad a consecuencia del fuerte choque y fue a precipitarse al mar.

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D. Antonio Núñez R. Campiña.

El héroe

Ese momento lo recoge La Vanguardia en su crónica como el acto heroico de la jornada, que se produjo cuando “Los tripulantes del dirigible «S-l», que volaba por las proximidades del lugar en que ocurrió el suceso, se apercibieron en seguida de lo que ocurría, advirtiendo el grave peligro en que se encontraba el piloto del aparato caído al mar. Uno de los tripulantes del dirigible, el teniente de navío don Antonio Núñez, con valor y abnegación extraordinarios, se arrojó sin vacilar al agua desde el dirigible, que, volaba a una altura de unos 28 metros, consiguiendo desprender de los restos del aparato a su compañero y dar tiempo a que pudiera recogerlo, aún con vida, un bote del destructor «Alsedo», en el que a los pocos minutos y hallándose ya sobre cubierta, falleció el desgraciado aviador.”.

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Desembarcando el cuerpo del teniente Durán.

El Alsedo

Cabe destacar la casualidad de que el «Alsedo», el buque que recogió a Durán al ocurrirle el accidente junto con el «Blas de Lezo», fue el que dio el servicio de escolta y vigilancia a los aviadores del «Plus Ultra» en el vuelo a la Argentina. El teniente Durán era por esto conocidísimo y estimado por toda la tripulación del «Alsedo», con cuya oficialidad había participado de buen número de los agasajos y homenajes que se le tributaron a los aviadores y a los marinos españoles durante su estancia en la capital argentina. Así, cuando los tripulantes del «Alsedo» se dieron cuenta de que el aviador que acababan de recoger, ya casi sin vida, era el teniente Durán, la emoción que se apoderó de ellos fue hondísima, y desde el comandante al último marinero dieron las más vivas muestras de pesar.

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Cadáver de D. Juan Manuel Durán en el Hospital Militar de Barcelona.

Traslado del cadáver

Trasladado el cadáver al Hospital Militar de Barcelona, se sucedieron los pésames de toda España y del extranjero, desde donde se recibieron multitud de cablegramas.

Su Majestad el Rey Alfonso XIII dirigió al padre del teniente Durán el siguiente telegrama:

Reciba con su familiar mi más sentido pésame y el de la Reina por muerte en cumplimiento del deber de su hijo, que brillantemente había contribuido a escribir una página gloriosa para la Armada y la Aviación españolas. Pido a Dios les conforte en tan terrible prueba”.

Entre los millares de comunicaciones que recibe la familia figuran de Primo de Rivera, ministro de Marina, capitán general de la Armada y tripulaciones del Bas Lezo y el submarino Peral. Por la muerte de Durán, el general Sanjurjo trasladó el pésame al director de la Aeronáutica en nombre del Ejército de África, felicitándole al mismo tiempo por el rasgo heroico del teniente de navío Sr. Núñez. El cónsul general de la Argentina se dirigió al gobernador civil mediante carta, en la que decía: «(…) que cumple ingrato deber de elevar, en su carácter de cónsul general de la República Argentina en España, su muy sincera expresión de pésame por la muerte del teniente de navío Sr. Durán, glorioso tripulante del Plus Ultra, descubridor de la ruta aérea de América, y desde hoy mártir de la aviación española.”.

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Traslado del cadáver de Juan Manuel Durán al Alsedo.

A las cinco de la tarde fue trasladado el cadáver del teniente Durán en un coche fúnebre hasta el muelle; iba seguido por varios automóviles, que ocupaban gran número de oficiales de Marina que le habían velado durante la noche última. A bordo del «Alsedo» fue transportado el cuerpo y, ya de madrugada, partió destino Cádiz.

Acompañaron el cadáver de Durán hasta Cádiz y Jerez el jefe de la escuadrilla, don José Gómez Ceballos, y el teniente de Marina Antonio Núñez, llamado éste expresamente por la familia Durán para expresarle su gratitud por su comportamiento.

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El Alsedo, antes de partir de Barcelona hacia Cádiz.

El Ayuntamiento de Jerez se reunió en sesión extraordinaria para tratar del sepelio del cadáver del señor Durán, y, recogiendo la iniciativa de la Escuela de Aeronáutica Naval de Barcelona y el consentimiento de la familia, solicitaron al Gobierno, que concedió, que se inhumaran los restos del teniente Durán en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.

Y, aunque presente su memoria en los más diversos lugares de España, es allí donde descansan los restos del héroe, en recuerdo permanente para la historia de la Marina y la Aviación española.

Juanma Fernández

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