La libertad no se regala, ni se intercambia. La libertad se conquista por justicia imperativa al ser inherente al ser humano. No se puede coaccionar a nadie utilizando el miedo como sucia moneda de cambio para recuperar la libertad. Nos da igual que sean un pinchazo, dos, tres o los que supuestamente hagan falta de refuerzo. La libertad no depende de nada. La libertad no se vota ni se negocia. La libertad nos pertenece.
Cuando se prohíbe hablar públicamente de algún tema, cuando familiares o amigos llegan a rechazarte por tener un discurso diferente al oficial, cuando se te tacha de loco solo por formular preguntas… es que vas en la dirección correcta.
Sabemos que nos la jugamos diciendo esto, pero estamos profundamente convencidos de que solo la Verdad nos hará libres y ésta no le pertenece al gobierno de turno ni a sus dogmáticos y obedientes cipayos.
