
Me duele la pasividad general, me duele su inmovilidad. Mientras les son arrebatados los derechos y la dignidad, ven fotos en Facebook. Durante la ejecución práctica de un meticuloso proceso de deshumanización, se enfrascan en el exquisito reto del tamaño y color de la próxima foto que subirán a Instagram. Es emocionante y soberbio, ¿cuántos «me gusta» tendrá?
Por el amor de Dios, necesito ayuda médica especial porque ni en el mejor de mis días lo asimilo. No solo NO ME IMPORTA sino que para colmo me repugna; bueno, esa palabra también se queda corta. Después de una mañana de adoctrinante facultad, si has pasado el discriminatorio filtro segregacional, ya que hay que pagar, ¡por fin estas en casa! Tienes libertad. Ya puedes pensar. Con tu razonamiento joven capaz de analizar y criticar la realidad. Pero te resignas a ver la tele, cambias de canal. Eres uno más que asume lo que destruye, lo consume, y luego huye de su obligación moral.
¡Esto tiene que cambiar! La ilusión joven no puede ser el paso por una carrera, un título que, lejos de diferenciarte del resto, te mete en el corral. Que vuelva la vigorizante fuerza con sus respectivos y necesarios golpes a lo absurdo. ¡Riámonos de los que ya han caído sin marcha atrás, sin posibilidad!
No a las corbatas que asfixian y coartan, obsoletas como los que las calzan. Qué asco de politicastros con sus ceremonias y actos vacíos, cumplidores e hipócritas. Minutos de silencio, plaquitas para enfrentarse a aberraciones y asesinatos consecuencia de guerras creadas por el imperialismo americano. Todos lo saben y se lavan las manos, obviando que la muerte se vence luchando.
Asumiendo llamar «menos malo» o directamente «bueno», porque los explotados sólo son chinos o negros, a un sistema que primero elige a alguien junto a millones, persona con suerte porque tenía trabajo, y, como consecuencia de la bajada autovital de una línea económica, se lo quitan. Ya está en paro. ¿Quién paga ahora la comida, el coche, la casa, las tasas del colegio de los niños, sus lápices y libros? Podrán ir tirando mientras algo tengan ahorrado, pero se acabará y no tendrán ni para respirar. Entonces, y sólo entonces, de hipoteca, nada, ¡a la calle! Desahuciado sin detalles. Comedores sociales.
Esto está pasando, todos lo asumen y consumen el soma perfectamente diseñado para él y sus hermanos. Un pueblo sin objetivo común, sin luchar por lo que le pertenece. Vacío de voluntad romántica imperecedera y de un amor del que carece.
Dirán que son libres… a ti, ¿qué que te parece?
JUANMA